Alfons Borrell

15.XII.16

16/12/2016 – 16/03/2017
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell
  • Alfons Borrell

Texto de Alicia Kopf

 

Nos complace anunciar la nueva exposición de Alfons Borrell en la Galería Joan Prats, el próximo jueves 15 de diciembre.

 

Tras la exposición que le dedicó el pasado 2015 la Fundació Miró, que recogía sesenta años de práctica artística, presentamos la obra más reciente de este creador singular, que concibe la pintura como un espacio de relación con el mundo y, a la vez, como un impulso, una emoción y que se ha mantenido alejado de las modas y las corrientes preponderantes a lo largo de su trayectoria.

 

Su obra se caracteriza por la importancia del color y se debate entre la sutilidad y la intensidad, entre la apertura hacia la naturaleza y el recogimiento introspectivo. Vinculado desde 1955 al lenguaje de la abstracción, ha sido influenciado en diferentes momentos de su vida por Anglada Camarasa y Brossa, dos artistas que, más allá de una estética, le aportaron una actitud vital y ética delante del arte. El trabajo de Borrell ha sido y es actualmente intenso y constante, moviéndose siempre en unos parámetros que va repitiendo con rigor y dedicación.

 

El color en la obra de Alfons Borrell es un agente invasor que se mueve y fluctúa, el artista lo define como una extensión de la persona, que te mimetiza con el entorno, “si caminas por un bosque lleno de abetos te vuelves verde, si pudieras sumergirte en el mar saldrías de color azul…” Afirma “me gustaría ser pintura”. Se trata de una visión propia del color y la pintura, ligada al concepto, al pensamiento, y también a la vivencia. Borrell utiliza solo cinco pigmentos extraídos de la tierra, verde, azul, naranja, ocre y gris; mientras que el blanco, de la superficie de la tela, emerge como una aparición de la luz.

 

A este trabajo del color, que ha utilizado reiteradamente por sus connotaciones simbólicas, se le suma la percepción de presencias y ausencias a partir de una particular experiencia de límites. En sus pinturas, líneas verticales recorren la superficie designando simbólicamente una presencia, líneas horizontales remiten al horizonte, y la imposibilidad de contener la materia de color, que, en ocasiones, desborda los márgenes marcados, nos muestra la experiencia de lo ilimitado.

 

La obra de Borrell pide una contemplación activa por parte del espectador, que establece una relación de tensión con las obras. Su experimentación no depende de códigos de interpretación o conocimientos previos sino que su pintura parece dirigirse directamente al observador, interpelándolo, pero dejando siempre un espacio de libertad como posibilidad para habitar su lenguaje.

 

Alfons Borrell (Barcelona, 1931) vive y trabaja en Sabadell. Tras una primera etapa de formación en la pintura figurativa, se inició en la abstracción en 1955, con obras próximas al informalismo. Alejado de la academia, formó parte del Grup Gallot, grupo iconoclasta y revolucionario vinculado a la pintura gestual. Esta experiencia radical le permitió encontrar su propio camino, de sobriedad y silencio, a lo largo de los 60. A partir de 1976, empezó a titular sus obras con la fecha exacta de su finalización, a modo de diario, el mismo año que participó en la colectiva Pintura 1, en la recientemente inaugurada Fundació Joan Miró de Barcelona, donde volvería a exponer en solitario dos años más tarde y, en 2015, con una gran retrospectiva. Entre las exposiciones en los últimos años, destaca la realizada en 2006 en el Centre Cultural Santa Tecla, L’Hospitalet de Llobregat, que itineró al Museu de Sabadell, la antológica de obra sobre papel realizada en 2011 en la Fundació Palau de Caldes d’Estrac y la realizada el mismo año en la Fundació Vila Casas. Ha participado en exposiciones colectivas en el MNAC, el Centre Cultural Tecla Sala, el MACBA, el CCCB y el Centre d’Art Santa Mònica, Barcelona, el Museo Rufino Tamayo, México DF, el Flanders Contemporary Art, Minneapolis, y el Museum of Contemporary Art, Filadelfia. En 2014 recibió el premio GAC, un galardón honorífico en reconocimiento a su larga trayectoria.