Texto sobre la exposición de Pablo Martínez (Valladolid, 1979. Jefe de Programas en MACBA, Barcelona)
Nos complace presentar la tercera exposición de Cabello/Carceller en Galeria Joan Prats, titulada I Am a Stranger, and I Am Moving, en la que mostramos obras recientes: dibujos, instalación, video y fotografías.
La exposición se plantea como el capítulo de un ensayo cuya temática central gira en torno al vídeo Movimientos para una manifestación en solitario y que incluye también otros temas presentes en los dibujos de Notas al pie y las fotografías. Profundiza en cuestiones fundamentales en la obra de Cabello/Carceller como la soledad con la que convive quien disiente de las mayorías, la necesidad de mantener una postura crítica beligerante en la defensa del derecho a las libertades de elección y de transformar el limitado régimen de afectividades en el que nos movemos.
El título de la exposición es una cita de la última conferencia que dio David Wojnarowicz antes de fallecer de SIDA en 1992 que hace referencia a la sensación de extrañeza que acompaña al cuerpo enfermo, pero también a un cuerpo despreciado que la sociedad preferiría expulsar. David Wojnarowicz es uno de los y las artistas que aparecen en los dibujos y collages de Notas al pie, que encontramos en la primera sala, junto con Tórtola Valencia, Pedro Lemebel, Agustina González López y Hélio Oiticica. Cabello/Carceller ponen en contacto pasado y presente, hablando de quienes han cuestionado con sus cuerpos la heteronorma, desde una disidencia que ha sido capaz de transformar enfermedad, rechazo e incluso odio en poesía.
Por este odio fue fusilada Agustina González López en Granada, en los mismos días que Federico García Lorca, y olvidada después. Fue ella quien definió como “locura social” la persecución y ridiculización que sufrió por sus diferencias. Tórtola Valencia vivió su sexualidad lo más abiertamente que su época le dejó, liberando su cuerpo y, con ello, los cuerpos, en una búsqueda de nuevas formas de expresividad física. Pedro Lemebel se atrevió a enfrentarse en las calles a la dictadura chilena, pero también a los sectores más rancios de la izquierda marxista, recelosa ante la fuerza revolucionaria de la travesti, ante su cuestionamiento del orden patriarcal y su obligatoria conformidad de género. También Hélio Oiticica, un anarcoartista, fue pionero de unas prácticas relacionales que entonces quiso cargar de contenidos revolucionarios, reuniendo las estéticas de las vanguardias rusas con los cuerpos danzantes de las favelas en una fiesta de color y expresión libre, como son los Parangolés.
El vídeo Movimientos para una manifestación en solitario presenta un cuerpo que deviene una manifestación en sí mismo, un cuerpo rebelde que cuestiona las normas identitarias, con movimientos, actitudes, modos de estar posibles en la acción de reivindicarse políticamente. Este cuerpo se encuentra solo, pero empoderado en la consciencia de que su presencia es en sí misma una presencia transformadora, cuya feminidad le da fuerza a la vez que sería la causa de su marginalización social. La performer sostiene una pancarta que está presente en la exposición y que cita un fragmento de una conocida frase de Baruch Spinoza, Lo que puede un cuerpo, que ha abierto la puerta al sustento filosófico de la teoría de los afectos.